La vida cotidiana de los chiribaya
Los tres pilares en la vida de la cultura Chiribaya fueron la agricultura, ganadería y recolección de los recursos del mar, estos últimos, fueron muy importantes entre los chiribaya que se encontraban cerca a la línea costera ya que no sólo recolectaron mariscos y algas sino que también pescaron con redes, anzuelos, arpones y probablemente arcos y flechas desde balsas y desde la orilla del mar. Todos estos pueblos, aún en la costa estuvieron ligados al campo donde cosecharon plantas como el maíz, frijoles y tubérculos, además de calabazas, algodón y probablemente coca. Los camélidos sirvieron de bestias de carga, del mismo modo, utilizaron su lana y carne.
Los rituales chiribaya
Para los chiribayas los rituales fueron ceremonias muy importantes, continuaron la tradición tiwanaku de inhalar polvo alucinógeno, el rapé, esto se hacía mediante unas tablillas de madera, además de quemar incienso en sahumerios de cerámica. Mayor aun que cualquier otra cultura de la región, los chiribaya enterraron una enorme variedad de ofrendas con los muertos, alrededor de las casas. Las ofrendas chiribaya incluían cerámica en miniatura, como algunos modelos de balsas, perros, llamas enteras o parciales y hasta se ha encontrado un mono envuelto como si fuera una momia humana.
Los textiles chiribaya
En los años 500 DC, la gente de esta región confeccionó textiles de lana con telares, tradición que continuó de forma regular hasta la época inca, desde la conquista por parte de los españoles hasta hoy en día, aunque en menor escala, continúa esta tradición principalmente en las poblaciones de la parte alta.
Los chiribaya tiñeron sus hilos con colores vegetales y con la cochinilla que habita en las tunas, muchos de estos textiles son tan complejos y finos que todavía hoy es difícil duplicarlos. Confeccionaron bolsas, las mismas que se encontraron llenas de hojas de coca, usaron camisas gruesas a modo de abrigo y otras más ligeras, las fajas no fueron hechas con telares, más bien a mano, aplicando una técnica de trenzado, su preservación es notable y todo ello ha sido posible gracias a la práctica de enterrar sus difuntos con textiles en tumbas selladas donde el suelo salado y la escasez de lluvias los han protegido de la descomposición.